Cada vez resulta más frecuente encontrarse en cualquiera de nuestras ciudades con personas que conducen a varios perros y se encargan de su cuidado durante el tiempo que permanecen con ellos aún sin ser sus dueños.El número de paseadores de perros, que es muy alto en otros países como Argentina o Estados Unidos, aumenta también en España impulsado por varios motivos.
Por un lado, la crisis hace que las personas sin trabajo exploten otras vías alternativas para conseguir ingresos. Por otro lado, es un trabajo adaptable en cuanto a horarios que permite que estudiantes o amas de casa puedan obtener un dinero extra que ayude a cubrir sus gastos personales o los de su familia. Y, por último, el ritmo de vida estresante de las ciudades pone difícil a los propietarios de los animales hacerse cargo de todas las necesidades de sus mascotas, obligándoles a recurrir a contratar un servicio externo que les facilite ofrecer a sus mascotas una atención para la cual ellos no disponen del tiempo necesario.
La conjunción de todos estos factores ha conseguido no sólo que existan más paseadores de perros sino que se profesionalicen, se especialicen e incluso incrementen la oferta de las actividades que ofrecen a sus clientes.
Desde el punto de vista del propietario, con la contratación de un buen paseador de perros puede conseguir, por una tarifa asequible, que su mascota goce del ejercicio al aire libre que precisa para su cuidado y salud. Desde el punto de vista del paseador es un trabajo que supone, como todo trabajo, la consecución de una remuneración pero que implica también la asunción de una serie de responsabilidades y contar con el conocimiento imprescindible para manejar a los animales con los que trabaje.
Es un error pensar que la tarea es sencilla y puede llevarla a cabo cualquier persona sin formación concreta en la materia. Por este motivo, tanto si estamos en la posición de ser o querer ser en un futuro un paseador de perros como si nos colocamos desde el punto de vista del cliente, es esencial conocer los derechos, las obligaciones y las responsabilidades jurídicas en las que podemos incurrir.
LA OBLIGACIÓN JURÍDICA DE PARTIDA: LOS PERROS DEBEN REALIZAR EJERCICIO
Todas las normas autonómicas de protección de animales domésticos establecen como una de las obligaciones del propietario de un animal doméstico la de proporcionarle el nivel de esparcimiento y ejercicio que resulte más ajustado a su especie y raza.
Es evidente que esta obligación recae especialmente sobre los perros, dado que los gatos y otras especies en raras ocasiones salen del domicilio, sobre todo si consideramos su tenencia dentro de las ciudades. Por otro lado, la mayoría de los perros realizan sus necesidades fisiológicas fuera del hogar con lo que resulta imprescindible, por simples razones físicas además de las jurídicas que mencionamos, sacarlos de paseo al menos en varias ocasiones a lo largo del día.
El cumplimiento de esta obligación puede suponer un problema para algunas familias. La combinación de horarios de trabajo, colegios de los niños y otras actividades en el hogar complica que en ocasiones se disponga del espacio necesario para realizar los paseos con nuestra mascota. Y es que además no hay que olvidar que estos paseos requieren un mínimo de tiempo. No sólo debemos sacar a nuestra mascota para que realice sus necesidades sino que la intención es que realice un cierto ejercicio físico, cuya intensidad y duración depende del tipo de raza, se relacione con otros animales y se mantenga en una buena forma física.
Las opciones cuando surge este problema son varias:
• Reorganizar los horarios para que algún miembro de la familia pueda encargarse del cuidado del animal.
• Encargar el paseo a algún pariente o amigo. Puede ser una solución temporal pero a la larga es más que probable que el “favor” se convierta en una carga pesada.
• Abandonar al animal por no poder atender a sus cuidados. Esta solución no es factible y se encuentra prohibida en nuestro ordenamiento.
• Optar por contratar los servicios de un paseador profesional. Si ésta es la solución elegida, el siguiente paso es saber muy bien qué es un buen paseador, cómo seleccionarlo, qué le podemos y debemos exigir y cómo se repartirán los derechos y obligaciones de este contrato.
¿QUÉ ES UN PASEADOR DE PERROS Y QUÉ FUNCIONES REALIZA?
Un paseador de perros es una persona, física o jurídica, ya que algunos se organizan en empresas bajo alguna de las formas de sociedad existentes en nuestro país, que se dedica a recoger a las mascotas, fundamentalmente perros, en los domicilios de sus clientes para darles un paseo durante el tiempo que le contratemos y bajo las condiciones pactadas entre ambas partes.
La función principal de un paseador es, como su propio nombre indica, la de pasear, es decir, la de sacar al perro ésas dos o tres veces al día que son imprescindibles para que haga sus necesidades fisiológicas y realice un mínimo de ejercicio.
Pero hoy en día dado que, como decimos, están empezando a funcionar cada vez más en nuestras ciudades, sus servicios se han ampliado para ofrecer otras muchas posibilidades. Un paseador puede también llevar nuestro perro a su visita al veterinario, puede actuar de canguro cuando estemos fuera un fin de semana o unos días, puede encargarse de su aseo, etcétera.
La ventaja de utilizar a nuestro paseador habitual para estas otras actividades con nuestra mascota se encuentra en que nuestro perro ya lo conoce perfectamente y resulta más sencillo para todos, dueños, animal y paseador, la realización de estas actividades que si decidimos encomendárselas a un extraño como, por ejemplo, una residencia de animales.
http://www.elmundodelperro.net/noticia/1129/
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